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2025: Una de las mejores cosechas de cereal desde el 1990

Oct 15, 2025

 

Una campaña marcada por la lluvia, la tecnología y la resiliencia del campo español

La campaña de cereales de invierno 2024/2025 pasará a la historia como una de las más productivas y equilibradas de las últimas décadas. Tras varios años condicionados por la sequía, las altas temperaturas y las bajas reservas hídricas, el campo español ha vivido una temporada excepcional, donde el agua ha vuelto a ser protagonista: “maná” para salvar cosechas, pero también factor limitante en algunos momentos clave.

Según los datos de Cooperativas Agroalimentarias de España, la producción nacional alcanzará los 25,8 millones de toneladas, con un rendimiento medio de 4,57 t/ha, lo que supone un 16% más que en 2024 y un 21% por encima de la media de los últimos cinco años. Se trata de la segunda mejor cosecha desde 1990, solo superada por la de 2020.

El papel dual de la lluvia: aliada y desafío

El otoño e invierno de 2024 y la primavera de 2025 estuvieron marcados por precipitaciones abundantes y bien distribuidas, especialmente en zonas habitualmente secas como Castilla-La Mancha, el Valle del Ebro y el interior andaluz.

Este régimen hídrico permitió una recuperación notable del perfil del suelo y de los acuíferos, favoreciendo la nascencia y el desarrollo vegetativo de los cereales. Sin embargo, también supuso desafíos operativos por la imposibilidad de acceder a las parcelas en algunos momentos clave.

  • Noviembre–diciembre 2024: las lluvias continuas complicaron las labores de preparación del terreno y comprimieron las ventanas de siembra.
  • Febrero–marzo 2025: las precipitaciones limitaron las aplicaciones de fertilizantes, obligando a reprogramar las dosis y a apostar por tecnologías de liberación controlada.
  • Abril–mayo 2025: las lluvias suaves y regulares, junto con temperaturas moderadas, fueron decisivas para lograr un llenado de grano óptimo y una excelente sanidad del cultivo.

El resultado: una campaña equilibrada, con plantas bien enraizadas, buena estructura foliar y rendimientos récord.

Siembras tardías y adaptación varietal

En el centro y sur peninsular, muchos agricultores se vieron obligados a retrasar las siembras, recurriendo a estrategias agronómicas de adaptación que demostraron su eficacia:

  • Empleo de variedades de ciclo medio-corto en trigo y cebada.
  • Aumento de densidades de siembra hasta un 25% en zonas de La Mancha.
  • Uso de bioestimulantes, micorrizas y tratamientos de semilla que mejoraron la implantación y la tolerancia al estrés.
  • En regiones como Extremadura, se apostó por variedades alternativas o primaverales, adaptadas a ciclos cortos y temperaturas más altas.

Estas decisiones técnicas, sumadas a una gestión profesional y a la semilla certificada, fueron determinantes para alcanzar los niveles de producción actuales.

Clima, tecnología y sostenibilidad: los pilares del éxito

  1. Clima favorable: lluvias en los momentos clave y temperaturas suaves durante la floración y el llenado del grano.
  2. Innovación y manejo técnico: el uso de semillas certificadas, la mejora genética y la profesionalización del manejo agronómico han elevado la eficiencia del cultivo.
  3. Sostenibilidad y eficiencia: la semilla certificada garantiza trazabilidad, pureza genética y adaptación a cada entorno agroclimático, contribuyendo a una producción más rentable y sostenible.

A pesar del éxito productivo, el sector sigue reclamando mejoras en los precios y medidas ante el aumento de los costes de insumos, factores que condicionan la rentabilidad final.

Resultados productivos: equilibrio entre rendimiento y calidad

El rendimiento medio nacional de 4,57 t/ha refleja una conjunción óptima entre clima, genética y manejo agronómico.

Las comunidades que lideran la producción son:

  • Castilla y León                             +23,6 %
  • Aragón                                         +23,7 %
  • Castilla-La Mancha                     +18,8 %

Extremadura (-23,9%) y Andalucía (-16,1%) sufrieron descensos por desequilibrios hídricos y estrés térmico durante fases críticas.

Calidad excepcional: trigos panificables y cebadas malteras de alto valor

La calidad industrial de la cosecha 2025 destaca por sus excelentes parámetros:

  • Trigos panificables: 78–82 kg/hl, proteínas 11,5–13%, W > 250.
  • Cebadas malteras: calibre 2 > 90%, proteínas < 11%.
  • Cebadas pienso: 63–68 kg/hl.
  • Avenas: 50–57 kg/hl.
  • Trigos duros: proteínas 13–15%, gluten de calidad y color ámbar intenso.
  • Guisantes pienso: proteínas 23–28%, peso 83–86 kg/hl.

En resumen, rendimiento, calidad y estabilidad han ido de la mano en una de las mejores campañas de los últimos 35 años.

Balance nacional: tecnología y precisión agronómica

Según ACCOE, la producción total nacional oscila entre 21,6 y 22,3 millones de toneladas, con un rendimiento medio de 4.230 kg/ha, un 18,8 % superior a 2024. Este incremento refleja el impacto positivo de la agricultura de precisión, el uso masivo de semilla certificada y un manejo fitosanitario más técnico y eficiente. La cebada ha sido el cereal más productivo, con 4.330 kg/ha de media nacional y picos de 4.780 kg/ha en Castilla y León, superando al trigo por primera vez en décadas. Castilla-La Mancha ha alcanzado rendimientos de hasta 7.000 kg/ha en regadío tecnificado, y Navarra ha logrado recuperar niveles récord gracias a una gestión avanzada y una adaptación varietal precisa.

 

Manejo fitosanitario: control integrado y tecnología predictiva

La humedad primaveral generó alta presión fúngica, especialmente de royas y septoriosis, pero el impacto fue mínimo gracias al uso de:

  • Redes de alerta fitosanitaria, monitoreo digital y modelos predictivos.
  • Tratamientos combinados con triazoles, estrobilurinas y carboxamidas.
  • Variedades resistentes frente a Puccinia spp. y Septoria tritici.

Por regiones:

  • Castilla y León: control eficaz de Septoria tritici y roya amarilla mediante programas escalonados (Z31–Z59).
  • Castilla-La Mancha y Extremadura: presión de roya parda y rincosporiosis, controladas con SDHI y manejo integrado.
  • Navarra y La Rioja: uso del modelo predictivo CERES, anticipando brotes y optimizando aplicaciones.
  • Aragón y norte húmedo: control de fusariosis en rotaciones cortas mediante manejo de residuos.
  • Andalucía: alta incidencia de roya amarilla y negra en trigo duro; se aplicaron fungicidas de nueva generación y ajustes de densidad para mejorar aireación.

Conclusión: una cosecha histórica que refuerza la confianza en el campo español

La campaña 2025 confirma que la combinación de genética avanzada, tecnología y manejo profesional puede convertir un contexto climático incierto en una oportunidad de éxito. Con el apoyo de la semilla certificada y las prácticas sostenibles, el cereal español demuestra su capacidad para producir más y mejor, reforzando la posición del sector agrario como motor económico y ejemplo de innovación.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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